El nombre de “El Portalet”, desde muy antiguo, ha estado ligado al pico Aneu (Anéou), inclusive a la nieve, como reza la lengua fabla al denominar el lugar como “El Portalet dera Nieu”.
Sea como fuere, el Portalet surgió como paso entre los valles de Tena y el d’Ossau, (valle de los Osos). Algunos se atreven a afirmar que probablemente dicha denominación pudo tener su origen en la abundancia de osos que en otros tiempos camparon por estos lares. Espacios para las relaciones fronterizas, donde el comercio y los acuerdos, con sus desacuerdos, han estado muy presentes desde tiempos remotos.
De tan lejos vienen, que habría que remontarse hasta, probablemente, cerca del siglo IX, con el obispo Teodomiro y el anacoreta Pelayo. A raíz de la “historia” de ambos, que algún día, despacio, os contaré, comienza lo que todos conocemos como el “Camino de Santiago”.
Sin quitar un ápice a la importancia de otros pasos fronterizos como el “Summo Portu” (Somport) éste, el del valle de Tena, también fue cogiendo y creciendo en relevancia.
Lo atestiguan sendos parajes que encontramos en su camino. En esta parte de la frontera, además de las casas de comercios, (las ventas) hubo un hospital de peregrinos, conocido, si no estoy equivocado como el Hospital de Secotor. Estuvo situado en lo que hoy se conoce como el “Corral de las Mulas”, a la entrada de la carretera que conduce al parking de Anayet. Cerca ya de Biescas se encuentra la ermita de Santa Elena que además del espacio religioso pudo albergar otro edificio de las características del anterior. Algo para cuidar a los peregrinos que se aventuraban por esta ruta que se abría caminos y senderos hacia el Serrablo.
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