11 octubre 2011

COLLADO DE MARCADAU 2.541m. (En suelo francés)

Preciosa ruta que requiere un poco de fondo físico. Excursión para todo un día, Julio, nuestro montañero más “sabio por edad”, tenía en mente hacer esta ruta y algo más que luego desvelaré. Dado que es una marcha larga conviene contar con la seguridad del tiempo para no llevarse sobresaltos. Invitados muchos.  Asistentes excursionistas Julio con Asun o Asun con Julio y quien esto os escribe. 
 
El primer día elegido salió lluvioso y cambiamos los planes. El segundo día, el sábado 18 salió espléndido y nos decidimos a hacerlo. Conviene madrugar un poco. Coger el coche temprano con las primeras luces y frescores del alba. Hay que subir a los Balnearios de Panticosa y allí aparcar el coche. Así lo hicimos. En el aparcamiento del balneario, en ese que hicieron preclaras mentes para un hotel de cinco estrellas con casino incluido que permanece cerrado para alegría y contento de quienes amamos la naturaleza, nos calzamos las botas y cogimos agua de su fresca fuente. Hay dos caminos de subida. El que sale del refugio de la Casa de Piedra – lugar de encuentros con sabor agreste y sudor de montaña- y el que sale de las escaleras junto al antiguo restaurante Belio. Recomendamos esta segunda alternativa por ser más suave en su comienzo.

A los 20 minutos un cartel divide el camino. A la derecha se va a Brazatos y a la izquierda a Bachimaña. Esta es la ruta a seguir. 

 








Quince minutos más adelante y tras atravesar un puentecico de piedra desgastada por las pisadas se unen los dos caminos que suben, junto al río, buscando la “Cascada del fraile”. 
Este es el trozo de subida que recomendamos coger a horas tempranas y así evitar dos cosas: 
 El calor del sol que fustiga la senda que se retuerce en cien revueltas buscando la altura y las aglomeraciones de grupos que atraídos por la belleza del paisaje suben a hacer esta ruta, sobre todo los fines de semana.



















En una hora y media desde el coche, a paso tranquilo, se llega al ibón de Bachimaña. A la entrada, a mano derecha se observa el nuevo refugio, a día de hoy inacabado, que en teoría debía sustituir a la legendaria Casa de Piedra. Tiempo al tiempo. Bachimaña siempre es un espectáculo por sí mismo. Espejo de nubes y muchas montañas.
Circo legendario, adusto, redondo y con austeridad de ermitaño. El camino, bien marcado, lo bordea por su margen izquierda. Notamos que está bajo de nivel porque alguien se lleva el agua de la montaña. Para entonces ya llevamos dos horas de camino y el sol aprieta.
Bordeamos el ibón y al llegar a su cabecera tenemos que cruzar el río que baja de la cascada que se observa a la izquierda.

Allí, en ese punto se abren dos caminos señalados con un poste vertical.












El camino de la izquierda que sigue junto al rio nos llevaría a los ibones Azules y a Respomuso, ladeando la pared rojiza y pedregosa de los Infiernos. 
El camino de la derecha nos llevará a nuestro destino. Camino desnudo y descarnado, sin sombra donde cobijarse, de belleza rústica incomparable. Antes de entrar en él conviene un tentempié e hidratarse bien.
Otra hora y media más de camino, teniendo a nuestra espalda los Infiernos, a la derecha el Vignemale, y de frente los Pecicos y la Gran Facha que aparecerá.
Seguimos el camino que juega a esconderse en los pliegues de la falda de la montaña que estamos subiendo. Nos cruzamos con un montañero que viene de territorio francés.  No es una senda excesivamente transitada. Porque la gran mayoría de “peregrinos” ha optado por los ibones Azules. Opción reconfortante para quien desea sacar provecho visual a su esfuerzo.
Pero hoy tenemos otro objetivo. Llegando al Pecico menor se divisa la pared rocosa y solemne de la Gran Facha. Un caminito a la izquierda se abre para conducir al montañero al Pecico mayor. Obviamos ese camino en la subida y continuamos por la senda hasta el collado. Media hora más y habremos conseguido el objetivo.

Estamos en el collado de Marcadau (leer Marcadó). Es territorio francés y así nos lo hacen saber los letreros. A la derecha el Pico Marcadau, a la izquierda la Gran Facha y de frente una senda larga y bien definida en un valle amplio y gris de piedra granítica que se adentra hacia Vallon. Del collado hasta el refugio sería una hora y media más de ida y otro tanto de vuelta. Son casi la una y media de la tarde y hay que renunciar a ello. Sin embargo Julio nos hará una propuesta. Descansamos, hacemos unas fotos que Julio se ingenia para que aparezcamos los tres. Se programa. Se corre un poco y se coloca a nuestro lado antes que suene el disparador. Hacemos dos fotos, por si acaso, nos dice Julio. Y de nuevo se tumba, ajusta la cámara, la programa, se levanta, corre, se coloca, sonríe y… sale la foto,


Bajamos, deshaciendo el camino andado, hasta el Pecico mayor. Ahí comemos. Como el nivel del agua está muy bajo nos adentramos hasta el borde donde nos sentamos a comer. Allí, en ese punto, nos dice el GPS que nos hemos metido unos 20m. en el agua. Es decir estamos comiendo dentro del ibón (pero no es así). Reponemos fuerzas y líquidos. Y observamos que dos personas están bajando por la pedrera de la Gran Facha. No es camino recomendable por esta cara. Son jóvenes, hermanos, y se les ve bien preparados físicamente. Pero nos han confesado que se les ha hecho muy duro. No nos extraña.
 
El camino de vuelta lo hacemos despacio dibujando en nuestras retinas los perfiles de los montes que el sol de la tarde destaca en el cielo. A partir de Bachimaña el camino volvió a llenarse de gentes montañeras que regresaban hacia los balnearios.
 Antes de la Cascada del fraile última parada. Un poco de líquido, algunos dulces, unos frutos secos… y ánimo para la bajada. Son las cuatro de la tarde y sol nos echa “aceite hirviendo”. Se oscurece el cielo. Se oye a nuestra espalda un trueno. Seguramente echará agua, pensamos. Pero nos equivocamos. Algo ha hecho que se disipen las nubes. Vuelve el sol. La bajada se hace un poco larga. Pero hay que llegar. Sobre las cinco y media llegamos al aparcamiento de los balnearios. Nos congratulamos de que haya subido tanta gente y se haya adueñado, de nuevo, del paraje y de la hierba y del lago… De nuevo hay vida popular, hay mucha gente que disfruta con su naturaleza, que pasea, que juega con los niños, que da de merendar a los pequeños, que toma una cerveza en las terrazas de toda la vida… Eso era Panticosa y, ahora, lo vuelve a ser.   Llenamos la cantimplora en la fuente fresca y de paso nos lavamos la cara… Nos acercamos a un banco… Y sacamos la merienda,,, y gozosos merendamos mientras recordamos algunas cosas del paseo. Julio nos informa de los datos técnicos. Él os los explica.











Son las seis y el día cumplido. Paseo prometido y disfrutado. Julio quiere que lo hagamos hasta Vallon. Dormir allí y caminar al día siguiente hasta Bujaruelo. Descansar y pernoctar en este enclave de Ordesa para al día siguiente regresar en dirección al collado del Bacías (Brazatos) y caer de nuevo en el aparcamiento de los balnearios. Tres días de exigencia montañera y recuerdos imborrables como los que guardan Julio y Asun (Asun y Julio) de sus años mozos por estas montañas. Queda para el próximo curso. Se admiten “nuevos alumnos” dispuestos a tres días de aventura.







A la salud de los Montañeros de La Bache. Va por vosotros. Por vuestra inestimable compañía.
Actividad: senderismo
Distancia recorrida: 19,15 kilómetros
Altitud min: 1.531 metros, max: 2.540 metros
Desnivel acum. subiendo: 1.152 metros, bajando: 1.159 metros
Grado de dificultad: Fácil
Tiempo:   8 horas 56 minutos
Fecha:  17/agosto/2011
Finaliza en el punto de partida:   Sí
Coordenadas: 4091

Fotografía y datos técnicos del GPS: Julio Jiménez.
Corregidora e ilustradora: Asun.
Narrador: Eduardo

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