03 mayo 2012

Marcha al Collado del Pico de la Canal Roya (9 de abril 2.012)


El día salió espléndido, de los que crean afición, de los que proporcionan dosis grande de una “sustancia”, que todos deseamos, que se llama satisfacción.
Esta vez no podíamos desperdiciar la oportunidad de acercarnos a las Galias y pisar con las raquetas el majestuoso valle d’Ossau, en su vertiente más cercana a la frontera. 


Dado que en Francia los lunes de Pascua son festivos, había bastantes personas con raquetas o esquís dispuestas a disfrutar de una bella jornada. Las posibilidades son también numerosas y dependen del gusto montañero de quien las realiza.   Aparcamos, en el Portalet, pasada la  frontera, en suelo francés. 

Cruzamos el pequeño riachuelo que surcará todo el valle e irá creciendo hasta abrazarse al Atlántico, y decidimos empezar la ruta por  la vertiente izquierda  que nos conducirá hasta el collado del Pico de la Canal Roya.
Desde la salida del Portalet se divisan huellas en la nieve en diferentes direcciones, evitando eso sí, cortar las laderas por sus puntos más débiles. La montaña siempre exige un respeto por fácil que parezca el lugar.


 
















 
Como esa misma travesía la habíamos realizado en el mes de septiembre no nos faltaban los elementos de orientación necesarios para que el camino no se nos convirtiera en un rompepiernas debido a los numerosos “agujeros” u hondonadas, que jalonan este valle. 



Aun así ya tuvimos que salvar un par de ellas donde Julio y quien esto escribe se vieron sorprendidos con nieve hasta casi la cintura. Salvar en cuesta arriba esa cantidad de nieve no es fácil, por lo que la marcha se vio ralentizada tras el esfuerzo y el sujetar de nuevo las raquetas. Asun, con su agilidad y poco peso, nos había cogido delantera y al ver que no aparecíamos se asustó y echó sus pasos para atrás. Estábamos bien, pero metidos en un agujero del terreno sin posibilidad de que nos viera fácilmente. Todo quedó como  una “pequeña travesura” que jugó a que no nos viéramos durante unos minutos que a Asun se le hicieron casi eternos. 



Juntos, de nuevo, decidimos dirigir nuestros pasos hacia el centro del valle y coger la senda de los franceses que vienen desde el aparcamiento situado debajo del Portalet y que da entrada al valle. De allí en adelante el saludo se convierte en un “bon jour”. El camino hasta el collado no tiene pérdida visual, además de estar ya marcado por las pisadas de las personas que nos han precedido.
No es que sea un paseo exigente en cuanto a esfuerzo físico aunque requiere tener un mínimo de preparación física dado que la nieve, como está expuesta a muchas horas de sol, pasa por diversas etapas, llegando, en sus horas centrales, a ser una nieve muy pesada que cuesta mover con las raquetas. Al principio de la mañana la capa superficial de dureza nival nos permitía ser más rápidos, incluso a Asun le permitía andar sin raquetas. Con el paso de las horas, la nieve obliga a ponerse o calzarse alguna herramienta a toda persona.
Por lo demás, recordaros que es un paseo precioso, para disfrutar de una jornada soleada, de belleza montañera, “vigilados”, en todo momento, por el ojo, cual Polifemo erguido y rocoso, del Midi d’Ossau. 
El almuerzo, comida o tentempié, como mejor quiera cada cual, se puede hacer desde la suavidad del collado, a una u otra vertiente. Nosotros elegimos unas rocas, a pie del collado, para resguardarnos del frío viento que soplaba en la altura. 

Es un fenómeno singular. Hasta casi el pie del collado el valle se encuentra bastante bien protegido del frío de las alturas. Conforme  se va ganando altura se empieza a notar el aire frío de la cumbre, lo que nos obligó a volvernos a poner la ropa  de abrigo que, poco tiempo atrás, nos habíamos ido quitando. 

Como anécdota de lo que es andar en la nieve, durante el regreso, ya de bajada después del almuerzo, nos encontramos con un montañero español, esquiando el valle, con su perro. Un perro joven, todavía. La nieve, en esos momentos, sobre las 2 de la tarde, se encontraba tan blanda y a la vez tan pesada que, al andar,  el perro  hundía y sacaba sus cuatro patas a cada paso que daba. Lo cual le iba exigiendo, por lo que comentamos con el amo,  un esfuerzo agotador. Cuando llegamos a la frontera y saludamos, de nuevo, al esquiador, el pobre perro se encontraba tirado en el suelo, cuan largo era, en la sombra que dibujaba una furgoneta, sin quejarse pero sin ganas de responder a ninguna de las llamadas cariñosas que le volvimos a realizar. Daba lástima… en su agotamiento.

Nosotros nos encontrábamos mejor. Cansados, eso sí, pero satisfechos de la jornada. Unos tragos de agua fresca de las cantimploras animaban nuestra charla mientras guardábamos las raquetas. ¡A ver cuándo pillamos otro día así!, decían nuestros labios risueños cuando el coche conducido por Julio salía del aparcamiento y dejábamos atrás la nieve, el valle y la montaña.

A Julio y Asun… compañeros inseparables, amigos cercanos,  en estas y otras travesías… Gracias a ellos tenemos los datos técnicos de estos paseos.
A Mari Jose, que hubiera querido venir con nosotros…
A  José Luis que había recorrido estos lugares, antes que nosotros, con los esquís y grampones… y nos lo había dejado escrito en el blog…
A los montañeros Víctor y Txaro que va recuperándose a ojos vistas…  y a cuantos os acercasteis a disfrutar por Escarrilla. 

 
























Datos Técnicos:
Distancia recorrida: 9,2 kilometros 
Altitud min: 1.737 metros, max: 2.214 metros
Desnivel acum. subiendo: 548 metros, bajando: 548 metros
Grado de dificultad:  Fácil
Tiempo:   4 horas 44 minutos
Fecha:  9 de abril 2012
Finaliza en el punto de partida (circular): No

Texto: Eduardo
Fotos: Asun y Julio

Un abrazo muy ...
Asun, Eduardo y Julio

2 comentarios:

Jose Luis dijo...

Veo que finalmente dejo de llover y pudisteis aprovechar algo la semana santa.
Enhorabuena por la actividad.
Saludos

Eduardo dijo...

Dejó de llover,efectivamente, después de una semana santa pasada por agua y cielo gris que como nos comentaste invitaba más a sillón y periódico que a paseo por montaña. Por unas horas, como puedes observar en las fotos, apareció un cielo azul de los de salir y disfrutar. A algunos os echamos en falta, pensando como consuelo, que habrá más días para caminar juntos por la montaña.
Desde Madrid me comentan que ya están planificando y estudiando las siguientes rutas veraniegas... ¡No les faltan ideas a esos entusiastas y experimentados montañeros madrileños!...Balaitus, Tendeñera...y alguno más!!! Para todos esos lugares y caminos,como siempre, contamos contigo, maestro montañero. Gracias y un abrazo.