17 octubre 2012

Subida al Garmo Negro (3.068 m.)


RECUERDOS EN LA MONTAÑA...


De aquí que con este título de Recuerdos podemos unir las vivencias y experiencias que nos han sucedido en algún momento. Vaya por delante el agradecimiento a todos aquellos que en algún momento hicisteis camino o cumbre conmigo.
En el mes de julio, entre una cosa y otra, entre la aceleración por el comienzo del periodo vacacional y la conclusión del periodo laboral, no tuvimos muchas ocasiones de encontrarnos para salir a la montaña. 

El sábado 14 de julio, nos pareció una día adecuado para, si el tiempo lo permitía, ascender al Garmo Negro. A las 06:30h. quedamos en el garaje para salir en dirección a los Baños de Panticosa, Iñaki, su hijo Danel, Joselu, su señora Esther y este narrador. Algunos de ellos se habían empeñado en hacer el primer tres mil de su vida en esa fecha importante para nuestros vecinos de las Galias. 

La mañana había salido con nubes y niebla, lo que hizo que el calor no apretara en demasía, aunque el horizonte no tuviera la nitidez y claridad que todos esperamos cuando hacemos una cumbre de esas alturas. Pero el esfuerzo valió la pena. El salir de buena mañana también ayuda. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 Prácticamente eran las 07:00h cuando enfilábamos el camino que sube por el bosque dejando a su lado izquierdo la fuente de la Laguna hasta la Mallata baja. A partir de ese momento se hace visible el macizo de Argualas con el Garmo y la aguja de Pondiellos. La cantidad de montañeros que acceden a estos lugares ha provocado que haya muchos senderos, unos cerca de todos y todos cerca de unos… El perderse es difícil sabiendo dónde se quiere llegar y siguiendo las indicaciones de los hitos o de las marcas rojas. Aprovechamos la época seca para evitar mucha pedrera cogiendo la senda que accede desde la Mallata alta a través de la canal que se abre en medio del embudo. Es una buena alternativa recomendable para ganar tiempo. Es de fácil trepada, en la subida. La omitimos en la bajada buscando el camino más largo pero menos vertical. Allí nos encontramos con el primer grupo – ese día hubo muchas personas que se animaron a subir- que un poco despistados nos preguntaban por dónde continuar.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
  


























 
Antes del acceso al collado y antes de cruzar el nevero ya pequeño, de apenas 50 metros de longitud, que había podido resistir los primeros calores del verano en la pedrera, decidimos hacer un alto para coger energías antes de acometer la última jalonada. Ésta es una subida exigente, empinada y con piedra suelta que a veces dificulta el agarre de la bota al suelo. Desde el collado se ve la cima, lo cual anima a conseguirla porque se te hace cercana, aunque te exija un esfuerzo. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Es la parte más sensible de la subida, y aunque no requiera de especial técnica, requiere concentración y esfuerzo físico. Al llegar, después de cuatro horas de subida, la satisfacción se veía reflejada en la cara de las personas, máxime si tenemos en cuanta que alguna de ellas no suele pisar la montaña frecuentemente. Con esfuerzo, un poco de ayuda y tesón se había conseguido. Y también lo habían conseguido las otras, alrededor de, 40 personas que en ese momento se encontraban en la cima. Eran las 11:00h. de la mañana.



 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

Unas fotos...
El sol se abría paso entre las nubes dejándonos apreciar cumbres tan míticas y señaladas como los Infiernos, el Balaitus, Arriel, Palas y regreso.



 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 Parada a comer buscando un sitio en la yerba, que no en la sombra dado que esta queda muy abajo.
Hasta la próxima salida
 ¡saludos montañeros! 
 
Eduardo
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

1 comentario:

Julio dijo...

El autor de esta entrada ha sido Eduardo, las fotografías son de la siguiente salida al Garmo, pero hemos visto que sería más amena de esta manera.