Subida al Garmo Negro (3.068 m.)
RECUERDOS EN LA MONTAÑA...
De aquí que con este título de Recuerdos
podemos unir las vivencias y experiencias que nos han sucedido en algún
momento. Vaya por delante el agradecimiento a todos aquellos que en algún
momento hicisteis camino o cumbre conmigo.
En el mes de julio, entre una cosa y otra,
entre la aceleración por el comienzo del periodo vacacional y la conclusión del
periodo laboral, no tuvimos muchas ocasiones de encontrarnos para salir a la
montaña.
El sábado 14 de julio, nos
pareció una día adecuado para, si el tiempo lo permitía, ascender al Garmo
Negro. A las 06:30h. quedamos en el garaje para salir en dirección a los Baños
de Panticosa, Iñaki, su hijo Danel, Joselu, su señora Esther y este narrador.
Algunos de ellos se habían empeñado en hacer el primer tres mil de su vida en
esa fecha importante para nuestros vecinos de las Galias.
La mañana había salido con
nubes y niebla, lo que hizo que el calor no apretara en demasía, aunque el
horizonte no tuviera la nitidez y claridad que todos esperamos cuando hacemos
una cumbre de esas alturas. Pero el esfuerzo valió la pena. El salir de buena
mañana también ayuda.
Prácticamente eran las
07:00h cuando enfilábamos el camino que sube por el bosque dejando a su lado
izquierdo la fuente de la Laguna hasta la Mallata baja. A partir de ese momento
se hace visible el macizo de Argualas con el Garmo y la aguja de Pondiellos. La
cantidad de montañeros que acceden a estos lugares ha provocado que haya muchos
senderos, unos cerca de todos y todos cerca de unos… El perderse es difícil
sabiendo dónde se quiere llegar y siguiendo las indicaciones de los hitos o de
las marcas rojas. Aprovechamos la época seca para evitar mucha pedrera cogiendo
la senda que accede desde la Mallata alta a través de la canal que se abre en
medio del embudo. Es una buena alternativa recomendable para ganar tiempo. Es
de fácil trepada, en la subida. La omitimos en la bajada buscando el camino más
largo pero menos vertical. Allí nos encontramos con el primer grupo – ese día
hubo muchas personas que se animaron a subir- que un poco despistados nos
preguntaban por dónde continuar.
Antes del acceso al collado
y antes de cruzar el nevero ya pequeño, de apenas 50 metros de longitud, que
había podido resistir los primeros calores del verano en la pedrera, decidimos
hacer un alto para coger energías antes de acometer la última jalonada. Ésta es
una subida exigente, empinada y con piedra suelta que a veces dificulta el
agarre de la bota al suelo. Desde el collado se ve la cima, lo cual anima a
conseguirla porque se te hace cercana, aunque te exija un esfuerzo.
Es la parte
más sensible de la subida, y aunque no requiera de especial técnica, requiere
concentración y esfuerzo físico. Al llegar, después de cuatro horas de subida,
la satisfacción se veía reflejada en la cara de las personas, máxime si tenemos
en cuanta que alguna de ellas no suele pisar la montaña frecuentemente. Con
esfuerzo, un poco de ayuda y tesón se había conseguido. Y también lo habían
conseguido las otras, alrededor de, 40 personas que en ese momento se
encontraban en la cima. Eran las 11:00h. de la
mañana.
Unas fotos...
El sol se abría paso entre
las nubes dejándonos apreciar cumbres tan míticas y señaladas como los
Infiernos, el Balaitus, Arriel, Palas y regreso.
Parada a comer buscando un sitio en
la yerba, que no en la sombra dado que esta queda muy abajo.
Hasta la próxima salida
¡saludos montañeros!
Eduardo
1 comentario:
El autor de esta entrada ha sido Eduardo, las fotografías son de la siguiente salida al Garmo, pero hemos visto que sería más amena de esta manera.
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