RELATOS DE CUENTOS Y LEYENDAS EN EL PIRINEO. (III)
El nacimiento del Monte Perdido
Nota
del autor:
Las grandes montañas, consideradas así en cada valle del
Pirineo, tienen sus propias leyendas acerca de cómo surgieron. El pensamiento
mágico de las personas de otros tiempos fue capaz de ir uniendo relatos hasta
darles forma de verosimilitud. Algunas de estas historias se repiten parecidas
en diferentes valles y para montañas diversas. Pero eso no importa porque lo
que es bonito, emocionante y bello para una, ¿por qué no puede servir para
otras? El cómo se narraban, seguramente,
hacía el resto. Sólo he escogido algunas. Las que me han parecido más
significativas para el entorno amplio donde me muevo, sabiendo que hay muchas
más. La persona lectora tiene aquí un campo amplio de investigación, si lo
deseara. Para este relato he elegido
Monte Perdido porque me resulta familiar y cercano. Les presento tres
historias en una. Pueden elegir la que más les guste o atraiga.
Eduardo
de la Fuente Riaño.
Monte Perdido (3.355 m.) |
El Monte Perdido es la tercera cumbre,
en altura, de la cordillera pirenaica y es también el escenario de diversas
leyendas. Entre ellas, quizás la más bonita, según mi manera de ver, sea la que alude a un Palacio Mágico (Relato 1) que existe en su cima.
Según cuenta la leyenda… En el origen de los tiempos…, cuando todavía
apenas había surgido un número pequeño de estas montañas que ahora vemos, el
gran hacedor de todas ellas, el mítico Atland, quiso hacerse un castillo que le
permitiera contemplar el vasto territorio que había construido y que a la vez le
pudiera servir de morada en la que sentirse seguro y poderoso. Para ello eligió
este lugar enclavado en uno de los parajes más bello e inhóspito, rodeado de
altas cumbres que le hicieran de muralla, por donde corrían los ríos de agua
cristalina haciendo que los prados que le adornaban estuvieran cubiertos de
plantas y flores de diversos colores según la temporada.
Valle de Ordesa |
Enamorado del lugar, edificó
sobre él el Palacio más hermoso, alto y reluciente que jamás se había conocido
hasta entonces. Cuentan que sus murallas y torreones hechos con metales
preciosos bien pulidos se veían desde todos los puntos de la tierra y
atravesaban el cielo.
En el interior de este maravilloso palacio creó una gran
extensión de jardines con las más preciosas de las plantas, flores y árboles
que evocaban al mismísimo paraíso terrenal. Con el fin de conservar tanta
belleza y hermosura Atland decidió hechizar aquel entorno tan privilegiado para
que no pudiera entrar cualquiera que se acercara. Pero ¿qué hechizo poner? En estas se encontraba cuando vio que su
caballo blanco se encontraba bebiendo agua en uno de los arroyos. Y entonces se
le ocurrió el hechizo: “Sólo se encontraría la entrada a tan bello lugar si se
accedía a él a lomos de un caballo blanco volador…”
Y
a pesar de los siglos que han pasado todavía permanece el castillo con sus
jardines que llegan hasta por encima del cielo pero sólo lo pueden ver quienes
acceden en un caballo blanco volador... que suele estar pastando por aquellos
bellos parajes.
Gradas de Soaso |
Otra de las leyendas en torno al
nacimiento del Monte Perdido:
El Eremita
(Relato 2)… Cuentan que hace
muchos, muchísimos años, un hombre que deseaba huir de la sociedad de su tiempo
y vivir en soledad buscó el mejor lugar donde pasar su vida. Este ermitaño, alto
y enjuto, de larguísima barba y melena, poseía un alma grande pero, no se sabe
bien la razón del porqué, ya que nunca había hecho mal a nadie, las gentes del
lugar le tenían un profundo temor, pensando que las desgracias y las tormentas que
les podrían venir se las enviaría el solitario ermitaño.
Un buen día, un joven
cazador orgulloso y arrogante, conocedor del temor de las gentes del lugar
hacia el ermitaño, decidió subir a cazarlo y darle muerte. Y así lo hizo. Una
vez lo hubo matado volvió al pueblo y con voces potentes fue llamando a los
habitantes para que se reunieran ya que tenía que contarles una gran noticia.
Cuando empezó a narrarles, a los vecinos reunidos, la noticia de cómo había
dado muerte al ermitaño, se formó, de repente, una gran tormenta y un rayo cayó
sobre el joven cazador dejándolo muerto. En ese instante cesó la tormenta, se
abrieron las nubes y entre ellas apareció un precioso monte. Dicen que era el
alma del ermitaño y se le puso por nombre Monte Perdido.
Otra interpretación: El Mendigo (Relato 3) de la formación de la mítica montaña cuenta que…
Un día, hace ya muchos, muchos tiempos llegó
a un pueblo del lugar un pobre mendigo que se encontraba de peregrinación.
Viendo que se acercaba el invierno pidió posada y allí le ayudaron. Mientras
estuvo con las gentes del pueblo pudo ayudarles en sus necesidades, porque
aunque pobre sabía del oficio de carpintero.
Terminado el invierno, el
peregrino pobre decidió seguir su camino y así se lo hizo saber a las gentes
del lugar.
Asun ascendiendo el Perdido |
Hacia la Brecha de Rolando y Gruta de Casteret |
Entrada a la Gruta de Casteret |
Gruta helada de Casteret |
Vista del Valle |
Y una mañana cuando el pueblo dormía reemprendió de nuevo su camino.
Al cabo de unos cuantos días y cuando ya se le habían terminado los pocos
alimentos que había podido recoger, se encontró el pobre mendigo con un pastor
montañés. Viendo el pobre mendigo que el pastor estaba comiendo lo que le
parecieron unos sabrosos alimentos, carne seca, queso, chorizo y pan, se dirigió a él y le pidió algo de comida. El pastor, duro de
corazón, le reprochó que él también tenía hambre. El mendigo insistió por
segunda vez y no encontró respuesta. Por tercera vez se dirigió al pastor con
voz lastimera mientras extendía su mano. Y esta vez el pastor le dio la espalda.
Viendo el proceder egoísta del pastor alzó su cabeza y con voz severa se
dirigió al pastor y le dijo: “Te perderás por avaricioso, y allí donde te
pierdas saldrá un gran monte, inmenso, tan grande como tu falta de caridad”. Y
dicen que en ese instante se nubló el cielo, se cubrió la tierra de una espesa
y negra niebla que hizo que se
espantaran todas las ovejas y los perros. Perdió todo su rebaño, lo perdió todo…
Y no sabiendo donde se encontraba ni reconociendo el lugar… se perdió entre la
niebla… Y cuentan que a medida que se iba perdiendo entre la espesura de la
niebla, se iba transformando hasta que se convirtió, como había predicho el
mendigo, en un monte inmenso…como su avaricia… A ese monte las gentes del lugar
le llamaron Monte Perdido.
Refugio de Goriz hace muchos años... |
Monte Perdido con el lago helado |
Monte Perdido (3.355 m), Cilindro (3.328 m), y Añisclo (3.263 m) llamado también, este último, Soum de Ramond |
Un saludo a todos los amigos y compañeros.
Texto: Eduardo de la Fuente
Fotografía y montaje: Julio
1 comentario:
Este Julio es un artista con las fotos.
Nos ha hecho retroceder como 40 años,como quien no quiere la cosa.
Y los ojos se nos han llenado de emoción y el corazón de recuerdos...
Gracias, gracias Julio, maestro.
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